Mostrando entradas con la etiqueta Entrevistas X Cristina Castello. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Entrevistas X Cristina Castello. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de abril de 2017

Ramón “Palito” Ortega, En carne viva - por Cristina Castello

    De lustrabotas a rey

     * El hambre es un rostro doloroso, que pone a prueba la entereza.
   *“Estuve años sin ver a mamá y ella me escuchaba por radio.Ahí la encontré”.
*“De niño quería emborrachar a mi padre, para verlo reír. Pero en eso, fracasé”.
*“¿Por qué la vida cobra un impuesto tan caro, cuando la muerte se equivoca?”
*“A Amalitta (Lacroze de Fortabat) la llevé del hombro por Roma, porque somos amigos”
*“Carlos Menem ‘daba’ a  Eduardo Duhalde U$S 600.000.000 extras al año, para la provincia de Buenos Aires. Y yo no recibía los fondos de coparticipación federal para Tucumán.




Por primera vez Ramón “Palito” Ortega,  habla de su madre. 
Me mira fijo y me cuenta de ella. Con la solidez de las certezas y la piedad del amor. 
Mientras habla, saca los velos de su propia vida. Todos.  Hasta las raíces. Hasta su raíz.
Hace frío y la calefacción no funciona. Afuera llueve. 
Él tiembla y no es por frío. 
Es nuestro diálogo. 
Doloroso, porque su vida tuvo dolor. 
Y todo me responde.
 Porque a despecho de su cara inexpresiva, le gusta retar a duelo a la vida.


- ¿Le gustan los desafíos fuertes?

- Sí, siempre aposté fuerte y gané. Y ganaré. Seré presidente de los argentinos.



               - A la Casa Rosada, desde la pobreza de su pueblito de  Lules. ¿Sería su revancha con la                   vida?
- Sería saber que no me equivoqué. Porque todavía llevo en mis oídos (sin un gesto) el ruido de aquella tapa de sótano, que se cerraba  sobre mi cabeza todas las noches a la una y se abría a las seis y media. Allí dormía, en un agujero, cuando a los diecisiete años llegué a Buenos Aires.  Y .más de una vez lloré. Pero sabía que saldría de aquel agujero gélido.
Empezando el camino

               - ¿Qué es el frío?
- (No duda) Es la imagen de mi padre cuando secaba nuestra ropa,  cerca de un brasero.

- ¿Y el hambre?
- Es (sobrio) un rostro doloroso, que pone a prueba la entereza.

- ¿Qué comida le repugna, en memoria del ayer?
- ¡Las bombas de crema! De nene las deseé tanto que después, trabajé en una confitería y me empaché con ellas (muerto de risa).

- ¿Cuándo se dijo usted: "tengo dinero"?
- (Alborozado) Cuando me regalé mi primer auto: un Mercedes Benz. ¡Lo compré el día de mi cumpleaños y al instante me lo llevé¡ Fui muy feliz.

-  Tuvo más que dinero. Cantó, filmó, viajó. Éxito y fama. Y fue gobernador de Tucumán, ¿para qué todo y tanto?
- No sé, .pero recuerdo cuando a James Dean en "Al este del paraíso", le queda plata de una cosecha. Y con las manos así (hace gesto de ofrenda), se la ofrece al padre. Y  el padre no acepta....¡qué fuerte, Dios mío! (con tensión interior, pero sin un gesto) Por fortuna, mi papá sí aceptaba las monedas que le llevé, desde mis siete años (se hace un silencio difícil de quebrar). Sí,  siempre jugué fuerte. Y gané.
Palito gobernador de Tucumán


- Apostar y ganar es más de empresario, pero usted ahora es político. Y la política requiere de  valores, ideas, formación....
- Por eso estudié mucho. Y sé que  administrar es importante. Pero a la política le falta corazón y mística. Y yo los tengo. Por eso dejé un Rolls Royce, los negocios y la comodidad de Miami. Para ganar las elecciones al General Antonio Domingo Bussi (militar argentino, destituido por sus “crímenes de lesa humanidad” cometidos durante la dictadura 76-83 en Argentina).

              - Para ganar, pero la política debe de ser para el                       bien                            común.
- Eso estaba implícito. Porque en cada  persona que sufre, veo a mi papá. (Habla, como si dialogara consigo mismo)  Él, siempre silencioso, analítico e introvertido. ¿Sabe? (risueño)...con mi hermano mayor lo seguíamos al  club, para tratar de que tomara copas: "servile sin que se de cuenta", le decía yo a Juan. Queríamos emborracharlo, pero nunca pudimos.

- Quería verlo reír...
-  Queríamos verlo feliz o por lo menos un poco gracioso, aunque fuere una vez. Pero ahí fracasé.  Por eso, cuando fui gobernador,  no dejé que se cerrara un solo ingenio, ni un servicio ferroviario. Llevaba en mí la cara de mi papá, grabada a fuego, cuando perdió su trabajo;  y yo, chiquito (sin dramatizar), tuve que tutearme con la muerte. Ganaba algunos pesos,  con un cajoncito, una pala y un pincel. Pintaba las cruces del cementerio.

  - Pero tuvo noción de la oportunidad. Nació a la política, justo con el efecto Fujimori. Cuando se devaluaron trayectoria,  militancia y algún valor ético que permanecía.
-  Fue en aquel momento, porque decidí sobre la realidad que veía.

- Con pragmatismo: la ideología del pensamiento único, que niega las ideologías, pero lo es…
-  Con sentido práctico, sí, pero  también con ideales... ¿o acaso alguien puede vivir sin ellos 
y sin sueños? Yo no comparto que las ideologías murieron porque cayó el Muro de Berlín y fracasó el comunismo. Y fue por mis ideales,  que en mi gestión revitalicé la cultura, bajé la mortalidad infantil y... (sigue una larga enumeración). Y si no hice más, (se apasiona) fue porque con la miseria que recibía de coparticipación federal, no alcanzaba. En cambio, a Eduardo Duhalde, Carlos Menem “daba” seiscientos millones de dólares extras al año, para la provincia de Buenos Aires. ¡Y yo tenía la grabada la cara de mi padre¡
La boda con Evangelina Salazar 

- Ni en los sueños ni en los dolores, nombró a su mamá, ¿siente rencor porque los abandonó?
- No la juzgo porque hay que saber cuál era su origen.
- Pero las mujeres suelen reaccionar con lo más puro de los animales. "¡Que no me saquen la cría",  ¿cómo fue que ella dejó a sus hijos?
- No sé, la tuve cuando era chiquito. Hasta que empezaron las pausas.
 - ¿El dibujo de la ausencia?
- Sí.  Que ella estaba y que no estaba (el tema le duele todavía). Cuando estaba me nacían hermanos; y cuando no estaba, yo iba a las cosechas por un camino y alguien me decía: "ahí está tu mamá", pero yo no la veía. Hasta que un día no estuvo más. Yo tenía unos doce años.   - ¿Y sufrió?
- (Cortés, pero dolorido) ¿Es necesario hablar de esto?
- Explica mucho de usted...
- Es que.. hay cosas que son muy fuertes emocionalmente. Pero como en aquella época yo  tenía que trabajar duro, iba matando el tiempo, ¿no? (Largo silencio, le duele) Bueno, no quiero caer en frases armadas, pero a veces no hay tiempo para llorar las penas y uno se hace  en la calle.
- Pero tuvo suerte. (El jockey a quien cantó Carlos  Gardel) Irineo Leguisamo terminó de formarlo...
- Sí, yo (con alegría) fui como un hijo para él;  para un hombre  que no conoció a su padre y que  -de pura pobreza- llegó a dormir sobre la piel de un corderito. Pero aprendió  y fue un exquisito: con la comida, con la bebida y con la conducta; y todo me lo enseñó. En nuestras ceremonias de dos, Leguisamo me enseñó la vida.  Y cuando murió, me dejó hasta su bodega, sus trofeos y las corbatas de Gardel.
Con Irineo Leguizamo
- ¿Le enseñó a defender la vida de los demás?
- Me lo ratificó, porque yo lo sabía. (De nuevo está solo, aunque yo esté frente a él) Pero...pensar que Luis, uno de mis hermanos mellizos, murió en un accidente  hace dos meses...y que mi hermana Charito también murió en un accidente. (Dolorido) Y que  a ninguno lo vi muerto. A Charito, porque ese día yo debutaba como cantante,  en lo que después fue El club del clan; y a Luis porque yo estaba en Miami y en el avión que podía viajar, hubo una amenaza de bomba. ¡Qué raro!... ¿no? (lo dice como si interrogara a Dios).
- ¿Lo siente como una advertencia y no sabe por qué?
              - Sí. ¿Por qué la vida cobra un impuesto tan caro, cuando la muerte se equivoca?
              - Curioso... cuando murió Charito, usted se iniciaba en el canto;  y Luis murió cuando                      usted  empieza este desafío a la Presidencia.  
           -  Sí... ¿Por qué la coincidencia?¡ Otra vez se me aparece la muerte!
- Como muertes había acá  en el '76, cuando usted  las omitía con su: "...cantale a las cosas buenas, con tu guitarra por la ciudad..."
- Pero yo era ingenuo,  como la mayoría de la gente y actué de buena fe.
 - ¡Ortega! También cantaba “La felicidad”, en momentos de la dictadura más cruel que      tuvo Argentina...
- Pero yo la escribí en 1965 y alguien, con mala intención, dijo que la hice en el ’76. Y después, un intendente prohibió que los chicos se besaran en las plazas; entonces me pareció atroz y escribí: "si no te gusta ver feliz a los demás, tirate al río en la parte más profunda..." Bueno... después alguien dijo que que yo había hecho aquella canción, cuando los militares tiraban  personas al río.
- Pero también fue su canción:  "me gusta el mar, soy guardián de mis fronteras..." Y eran tiempos del criminal Emilio Eduardo  Massera...
- Pero yo no pensé en Massera y la escribí cuando estuvimos a punto de entrar en guerra con Chile. Ahora, ¿por qué no recuerdan cuando compuse en contra de la matanza de Trelew (el 22 de agosto del '72)? Aquel día me corrió tanto frío por la espalda, que escribí: "...hay muchos que dieron su vida, que dieron su sangre por la libertad..."
- También filmó "Dos locos en el aire" en la Escuela de Aviación de Córdoba, donde había detenidos-desaparecidos, ¿tampoco sabía?
- No, créame. Si hubiera tenido conciencia plena de lo que pasaba, no la hubiera hecho. Pero también perdí todas las licitaciones a las que me presenté en aquel tiempo; y perdí  un millón y medio de dólares cuando trajé a Sinatra y pagué todo. ¿Nadie recuerda la verdad?
Palito y Frank Sinatra


- A ver, Ortega. Hay en su casa  cuadros dedicados "al amigo" por (el pintor) Carlos Alonso, ¿es amigo de él?
- Sí, y él tiene una conducta extraordinaria. Estuve muchas veces en su taller y tuvimos charlas muy profundas.
- Pero Alonso tiene unaconducta clara y una hija desaparecida: Paloma.
- Sí, él me lo contó en Roma. Empezamos a hablar a las 12.30 y eran las cuatro y no podíamos levantarnos. Era la confesión de un amigo.
- A eso apunto. Entonces usted sabía lo que pasaba...
- No, me enteré después de un tiempo largo de no haber sabido nada. Pero saber lo de Paloma fue decisivo para mí. Por eso cuando volví acá, empecé a meterme para buscar  información. Estuve pasilleando por muchos lugares, inclusive por cuarteles para saber de ella. Y pasaron otras cosas que prefiero guardar, por respeto a la amistad.

Evangelina, con 5 de los 6 los hijos del matrimonio
- ¿También es amigo de Serrat?
- Sí, y lo admiro por la ética y la coherencia. La última vez que comimos un asado en Tucumán, llamamos por teléfono a Carlos Alonso.
- No me cierra... ¿cómo es su charla con ellos, cuando hablan de temas como el indulto de Carlos Menem?
- Coincidimos. Porque para mí el indulto fue una herida, como lo fue para la Justicia y para la sociedad toda.
Con su gran amigo, Juan Manuel Serrat
- ¿Habló de esto con sus mujeres: Evangelina y su mamá?
- Con mi madre no, pero la veo y tenemos una relación muy buena, porque por encima de todo es mi madre.
- ¿Cómo se reencontraron, después de que ella se fue?
- (Le duele el tema, pero contesta por cordialidad) Mire, cuando grabé mi primer disco, empezaron a llegar cartas; y  yo las ponía en una cajita y no la abría, para esperar que se juntaran más... (muy llano) y tener alegría. Después, me acostaba y las leía, hasta que llegó una que decía: "Querido hijo: pasaron los años...ta, ta, ta". Era de mi mamá.
- ¿Y qué era "ta, ta, ta"?
- Bueno... me contaba que se había casado y separado, y qué hacía en aquel momento. Pero...¡imagínese cómo me sentí!... tantos años sin verla y ella  (regocijado) me escuchaba por radio. Y  empecé a buscarla pero no sabía bien cómo actuar, hasta que al fin...¡la encontré! Y ahora está bien y...y la quiero mucho (parece en otro mundo).
 - ¿Dónde anda su alma?
- Acá, acá (se ríe) y está bien,  en armonía con mi cuerpo.
- ¿Y en el cuerpo, si es presidente, se hará cirugías, entretejidos  y... esas cosas?
- (Risueño) No, ya me saqué las bolsas de los párpados pero no me tiño el pelo, ni me hago esas cosas en la cabeza. Porque para la gente yo soy Palito, así como soy. Y seré Palito Presidente, así como soy. Además, gracias a Dios tengo salud: como todo y todo el día, sobre todo asados -soy buen parrillero- y comida italiana. Ah... y tomo  buen tinto.
- ¿Tiene buena bebida?
- Sí (está tentado) mire, una vez un mexicano me desafió a ver quién tomaba más tequilas. Andábamos por el quinto, y por el sexto y por el décimo y yo picaba cositas, pero veía que él no comía nada. La cosa es que después de tomarnos  dieciséis tequilas cada uno, nos fuimos. Y él la erró cuando quiso subir al auto; se cayó y yo no podía parar de reír. Pero salí enterito (carcajadas) y  nunca me emborraché.
 ¿Evangelina  es               alcohólica y anoréxica,                      como se dice?
- Yo sé que dicen eso. Pero mire...voy a hacer una cosa que no hacía, desde chico: voy a jurar. (Me mira muy profundamente, solemne y serio) Le juro por Dios que todo es absolutamente mentira. Evangelina tiene un aspecto frágil pero también, un temple y un equilibrio que jamás le permitirían vivir esas situaciones.
- No le debe ser fácil estar con usted, cuando se enojan y  no le habla...
- No le hablo porque no sé discutir. Me quedo dentro de las cosas pero, a la corta o a la larga, los problemas se aclaran.
- ¿Se enamoró de ella o la eligió para tener, por fin, una familia?
- Yo sentí que era la mujer con quien yo quería casarme. Mi mujer, la madre de mis hijos, mi compañera. Todo. Y curiosamente, el día que la conocí le dije (sonriente): "¿dónde anduviste  anoche, que a los chicos tuve que acostarlos yo?" Por suerte, fue como la soñé.
- ¿En aquel momento vivía tanto éxito como soledad, no?
- Sí,  llegaba a mi casa con el eco de los aplausos, con un disco de platino o con todo lo que cobraba en los clubes. Pero estaba solo. Como me pasaba a mis cuatro años, cuando metido dentro de mi saquito morado, solo y muerto de miedo,  empecé la escuela.
- ¿Evangelina dejó la carrera de actriz porque quiso?
- Sí, tuvo la valentía de renunciar para dedicarse a la familia.
- ¿Fue valentía de ella o egoísmo suyo?
- Yo nunca le planteé formalmente que renunciara. Pero si hubiera sentido que  me encontraría con mi mujer en los aeropuertos o en las grabaciones, no me hubiera casado. Por suerte,  ella fue  inteligente y encontró un equilibrio en el desorden de mi vida; además, siempre mantuvo mi presencia en la casa, aún con las ausencias prolongadas de mis giras.
Con Amalia Lacroze de Fortabat
             - ¿Y con sus mentadas infidelidades?
- (Se pone tenso) Mire, a Miami iba mucha gente amiga y yo la acompañaba a hacer compras y... por ahí eso dio lugar a fantasías. Pero son sólo eso: fantasías.
- ¿Fue fantasía la foto de tapa en  "La Semana", con usted y la señora Amalia Lacroze de Fortabat,  de la mano por Vía Condiotti (Roma)?
-  Bueno, pero con Amalita fuimos y somos amigos.
 - ¿Anda de la mano, con las amigas ?
-  No era de la mano. La llevaba del hombro, porque era difícil caminar por esas calles empedradas. Y además íbamos con un grupo de gente y... ¡y no tengo por qué defenderme¡ Porque  hay una mujer que es mi mujer y la madre de mis hijos, a quien  debo el respeto de no andar hurgando en estos temas.
- ¿Evangelina tiene celos de la señora de Fortabat?
- ¿De qué? Me parece gracioso. Además, cuando estuvimos  en Buenos Aires, Evangelina y yo fuimos muchas veces a los cumpleaños de Amalita.
- Ella contribuyó con su campaña con 2.500 zapatillas y le prestó un avión, ¿le dio más dinero?
- Sí, yo hacía shows y festivales para equipar bien la escuela "Nuevo sol", que doné antes de ser gobernador. Pero también pedía; y Amalita   me dio mucho cemento, herrería, carpintería y sanitarios, por la amistad que nos une.
- ¿Y con qué códigos tiene una amistad -un encuentro de almas- con alguien a cuyo mundo no pertenece?
- ¡Ah! (Tranquilo) Es que hay que conocer a Amalita. A ella le interesa más hablar con alguien que tiene un proyecto de trabajo,  que con quien va a tomar sol a Punta del Este. Porque es inteligente y sensible... ¿qué tiene de raro nuestra amistad?
- ¿No es una más, de sus apuestas a ganar?
- No, mis apuestas son otras, entender a mis hijos, por ejemplo. Por eso al desnudo que hizo Julieta (la hija mayor, quien posó desnuda)  le  busqué  la mirada estética y pude aceptarlo. Y por eso disfruto de los demás chicos o me emociono cuando a Emanuel le veo gestos míos en el escenario (está baboso). ¿Sabe qué me pasa? ... Que  me enternezco cuando las chicas que lo esperan  me gritan "suegro".
Con Evangelina
- Todos tenemos un antes y un después de algo, una zona de fractura, ¿cuál es la suya?
- El antes fue el pasto escarchado, cuyo frío me atravesaba las alpargatas. Fue la única porción de pizza que comía  en el día; y  sobre todo, aquella tapa de aquel sótano que se cerraba sobre mi cabeza. A partir de allí,  todo fue después.
- ¿La zona de fractura fue el fin de la miseria?
              - Sí, después de aquello, todo fue después. Y el después fue la oportunidad. Y no haber                        bajado los brazos. Y haber conocido a gente de todas las condiciones morales y sin                              embargo, haber seguido mi camino. Ahí se dividió mi historia, entre un pasado del que                        salía;  y la posibilidad de alcanzar una meta, por mi propio esfuerzo.
             - ¿Tiene preparación como para -por ejemplo- no citar escritos de pensadores que                                 jamás escribieron, como hace el Presidente Menem?
- (Se ríe, travieso)  Mire,  yo no sé de todo -salvo lo que estudié de economía- más algo de pintura y mucho de poesía latinoamericana (recita fragmentos de Vallejo, Neruda y otros poetas).  Pero la vida me formó y para lo que no sé, habrá un equipo con  los más capaces.
Con Sandro y Leonardo Favio
- Los más capaces no son siempre los  mejores. Depende de cómo miran la vida, como estética o no....
        - Es verdad, pero yo citaré a los más capaces y buenos.  Y hablaré con todos los sectores y...
- Para el diálogo hace falta la voluntad de dos partes. El gobierno intensifica un modelo de impiedad y...
- Sí, pero no puede negar la desocupación y la falta de una red de contención social. La realidad es incontrastable y uno puede decir que no llueve, pero  se  mojará.
- Para poder burlar la realidad hay que conocerla...
- ¡Claro! Y haber sido pobre, me acerca a los que menos tienen.  Porque yo sentí lo que ellos sienten. Pero no soy populista y no estoy de acuerdo con las políticas de beneficencia. Hay que transitar por donde va el mundo y saber generar recursos.
- ¿Cualquier cosa, para no sentir la soledad del saquito morado?
- No, cualquier cosa no. Y es por placer. Porque, por ejemplo, cuando bajábamos los índices de mortalidad infantil en Tucumán, sentí más placer que con todos los discos de platino juntos. Y la política es el gran instrumento para conseguir el bienestar de los demás.
-Me recuerda aquello de  James Dean, y de entregar los frutos de la cosecha...
- Sí, de la cosecha de toda mi vida. Y quisiera   que la recibieran  con alegría, como la recibió  mi padre. Aunque Argentina no sea el este, ni -todavía- sea un paraíso.
 
21 años después de esta nota, sus Bodas de Oro, en 2017
Cristina Castello
26 de septiembre de 1996
Publicado en Revista “Gente”

             Rayos X

* Nació el 8-3-41  en un rancho de Lules, Tucumán.
* Su padre es  Juan (90) y su mamá,  Nélida  Saavedra (70).
* Hizo el secundario en Lules y partió para Buenos Aires.
* Después de mucho esfuerzo, se hizo famoso con  "El Club del Clan".
* En 1967 se casó con Evangelina Salazar: tienen seis hijos.
* En agosto de 1985 se radicó en Miami.
En 1991 pasó a la política: fue gobernador de Tucumán, hasta el  95. Después volvió a Miami.
*Ahora pelea para ser  presidente de la Nación.
            * Apoyaron -en efectivo- su campaña para gobernador, los empresarios: Marcos Paz Posse,                      Petter Sutter, Vicente Lucci, la familia Toraso y la señora de Fortabat.






martes, 1 de noviembre de 2016

René Favaloro: «Me iré de esta vida con mis silencios», por Cristina Castello



           Aparece  primero en la presencia de sus zapatos de cirugía. Blancos y número especial; tan grandes son, que entran en el despacho antes que él.
            De pie sobre sus setenta años, el doctor René Favaloro, inteligente, polémico, estudioso, testarudo, gentil, perfeccionista nato, llega con disculpas porque se retrasó algunos segundos. Se detiene ante mí, y en su palabra —dicha a borbotones— estalla su obsesión por la educación como herramienta. Y al final de nuestro encuentro, desgrana una frase inquietante.
             Hiperactivo,  con una pasión tan extensa como su estatura y a la vez moderado. Mucho. Opina y con sus decires quiere contribuir a un país mejor pero guarda aquello que puede irritar al Poder. Después me lo cuenta, pródigo: cuando el grabador está apagado. ¿Alguna vez lo dirá?
 —¿Qué haría San Martín hoy con nuestros gobernantes?
—Creo que pocos se salvarían de ser capados. San Martín caparía, a lo paisano, a varias generaciones de mandantes. Pero... le dije antes de comenzar que no quiero hablar de política, de manera que cortemos aquí, por favor.
—Lo había escrito aquello en “Recuerdos de un médico rural” (1980), sí. ¿Y hoy sería peor?
—Mucho peor, pero por favor, vamos a otros temas
—Está bien, ¿Qué es un corazón?
—Es un órgano que  hace bum...bum  y bombea la sangre, para que circule; es sólo un pedazo de carne y hasta puede ser un alimento. En Aráoz (La Pampa), lo comíamos:corazón de animal nuevo, decía el paisano; y en Sudáfrica lo probé relleno, como fiambre.
—-¿Es todo?
—-(Se sorprende) Es todo, ¿a usted le parece otra cosa?
—¿Tan poco es ese lugar que atribuimos al amor y la pasión?
—Esa es  la fase poética, igual que su pregunta. En el corazón se fijaron al  alma y al amor pero  si late rápido o lento no es por el vuelo amoroso, sino por mandato del cerebro; es el cerebro quien gobierna y en él deberíamos ubicar los sentimientos.
—¿Qué sentimientos?
—-Las emociones, el  amor y la pasión.
—Parecen antiguos, pero en este momento soft  son revolucionarios
—Sí, soft...light...esos conceptos son bien americanos y acá los jóvenes viven así: me desilusiona. Van a lo superficial y viven al día porque perdieron las ilusiones.
—¿Vio  algún recital de Fito Páez, por ejemplo?
—Sí y los temas de Fito Páez o de León Gieco me gustan porque el mensaje es bueno, pero no inventaron nada: son canciones de protesta y vienen del Martín Fierro. Quiero decir: los jóvenes en general, no se comprometen.
— El modelo que impone el Presidente Menem es la ausencia de valores: del compromiso entre ellos, la ética, la justicia, la...
(No quiere escuchar)  No, no, yo no hablo del señor Presidente.
—¿Para no hablar mal?
—No… yo hablo mal de los jóvenes que no se comprometen: ni individual, ni familiar, ni socialmente. De los que hablan de libertad y de justicia, pero sólo dicen palabras y no hacen. De los que cantan solidaridad en los recitales y al día siguiente no van a una villa miseria a ayudar o a enseñar.
—Bueno, el mensaje gubernamental que reciben, no es el de la fraternidad...
—Es cierto: reina el individualismo y ellos reciben el mensaje del tener y del poder, como valores supremos. Sólo importa el consumo. 

Tarjetice (valga el verbo) su vida, invita una publicidad. ¿Una metáfora del consumismo y de la mercantilización de la vida?
—Sí...Horrible, horrible; es una exaltación de lo material y de lo fácil, y así pasa con Maradona, con Gabriela Sabattini o con algunos artistas: se habla de cuántos millones de dólares ganan por año. Es el exitismo del dinero.
—¿Qué me dice de los yuppies?
—No son la sociedad del futuro.
—¿Apuesta a que un día la vida importe más que el valor de la Bolsa?
—Sí: avanzamos hacia un mundo social y participativo; con justicia social, sin tanta indiferencia ni tanta agresividad.
—¿Desde dónde viene usted a su trabajo?
—Desde Palermo, (parece intrigado)... ¿Por qué?
—¿Desde qué parte?
—De Barrio Parque, pero mire….vivo en pleno barrio bacán pero compré esa casa a 55.000 dólares hace años. Ni conozco a mis vecinos, y cuando vuelvo a mi casa (se apasiona), yo mismo preparo la mesa y lavo los platos; y si hay que pasar el lampazo, lo hago... pero... ¡basta con esto!... No me gusta hablar de mí mismo.
— ¿No?
—No: vivo pensando en dejar alguna semillita por ahí para que sirva a la gente. Pero… ¡qué agresiva está mucha gente! Los otros días en Aeroparque un taxista paró al lado mío, me arrancó la valija y casi me corta la mano; y fue nada más que para ganar un segundo.
—Una sociedad enajenada…
—Enajenada, decadente y llena de contrasentidos. Por un lado, está el avance tecnológico que —bien usado— permite una mejor calidad de vida y de salud; y por otro, la pérdida de los valores esenciales.
—Locos pero psicoanalizados. Buenos Aires es la capital del psicoanálisis.
—-Ah, sí...psicoanálisis por cualquier cosa: llevan a los chicos desde los tres años.
—Y hay analistas también para los perritos…
—Bueno, paremos aquí: eso es una enfermedad. Yo jamás me psicoanalicé, entiendo que hay situaciones para las cuales es bueno, pero acá se exagera todo.
—La ciudad y el hombre. Y el salvajismo para con los otros seres humanos.
—Es verdad, pero por suerte hay  una tendencia a que la gente vuelva al pago. En Italia el año pasado volvieron un millón y medio de personas a sus pueblitos y entonces yo le pregunto: ¿quién vive mejor, este porteño que va al cine, al teatro, a comer y tiene todas las ventajas o...?
—¿El que tiene dinero para esas cosas, dice usted? Porque no cualquiera…
—Digamos que el de clase media alta. ¿Quién vive mejor, ese porteño o el del Interior?
—Define usted una situación grave, pues comer, tener placeres y nutrirse con cine o teatro y todas las expresiones de la cultura debería ser para todos...
—Es cierto, pero yo me refiero a otra cosa: es mucho más feliz quien vive con sus gallinas y su huerta que usted o yo. Además, cuando estemos al filo de la muerte no recordaremos nada material; pensaremos en la mujer amada, en el amigo, en los pájaros, en la naturaleza: eso es lo único que cuenta.
—Hacen falta ejemplos, creo. Dígame, ¿usted es amigo de Carlos Menem?
—Sí, lo conozco desde hace veinte años y somos amigos. 

«La pobreza es aquel olor a rancho,
aquella mezcla de mugre y humo…»

— ¿Y qué hace usted con los cada vez más niños pordioseros, gracias este modelo?
—Yo les doy alguna cosa, porque comprendo y quizás es así porque vengo de un barrio muy pobre y fui médico rural durante doce años. La pobreza es aquel olor a rancho que llevo conmigo para siempre: aquella mezcla de mugre y humo…
—¿Está conforme con este hoy y aquí en nuestro país?
—Mire,  esta democracia y esta estabilidad costaron mucho y  ni el más croto puede estar en contra (no da lugar a observación alguna, no me deja hablar); pero si a esto no se le agrega un plan profundo de reactivación con justicia social, el futuro es un gran interrogante. Digo entonces saquemos un decreto que...
—Mejor saquemos una ley, basta de decretos…
—Es cierto (sonríe, por primera y única vez), saquemos una ley para que se termine con esto de que pasamos de 90.000 autos a 380.000...y todos importados. Se habla de libre cambio y de libertad para importar todo como si eso fuera la gloria, ¿y la industria nacional?
—Y en los medios de difusión se insiste con el temor del retorno al proteccionismo, sin que se explique qué es y sin que se debata el rol del Estado…
—Es verdad, pero los medios deberían informarse. Hay que decir que Inglaterra y Estados Unidos se hicieron grandes precisamente con  el proteccionismo.
——Ni Tatcher se atrevió a tanto, para mal, como acá... ¿Por qué llaman liberalismo a enajenar las empresas del Estado, las comunicaciones, la energía, el espacio aéreo y… hasta la ruta transpolar?
—Porque los liberales argentinos deberían leer a Adam Smith.
—En 1988 el doctor Raúl Alfonsín le ofreció el Ministerio de Salud, ¿por qué no aceptó, a pesar de haberlo apoyado en el ’83 y en el ‘87?  
—Porque mi vida es esto. la medicina, la Fundación… Por favor, no me haga hablar de política… 
Con el entonces presidente, Dr. Raúl Alfonsín

— Está bien,¿Tiene usted respeto intelectual por Bernardo Neustadt?
—No entro en lo personal pero puedo  decirle que el periodista Daniel Muchnick es un intelectual y me merece respeto. Además, tanto Neustadt, Neustadt… ¡Bueno! Habría que terminar con la gran mentira del rating... ¿por qué no cuentan los televisores apagados? Ese es el verdadero rating.
—La televisión —en general— es hoy vacuidad, obviedades y degradación de la vida....
—Y no educa y no enseña valores. Ni honestidad, ni participación, ni amistad, ni trabajo. Y nos venden que hay que comer todo lo que trae la furia de la importación. Yo me niego y entonces para conseguir un queso gruyere argentino -mi debilidad- tengo que recorrer todas las góndolas del supermercado. Bien,  las recorro y mientras tanto —con los que me encuentro- trato de enseñar, también a que se lea de nuevo.
—Por favor, tres libros indispensables para la escuela primaria.
(No duda) Platero y yo, Juvenilla y Recuerdos de Provincia.
—¿Y para el secundario?
—Los jóvenes tendrían que leer algunos pasajes de la Biblia, de La Ilíada, de La Odisea, Sófocles, Eurípides, Shakespeare, Unamuno. Y de los nuestros, a Horacio Quiroga, Guillermo Hudson, Mallea y Martínez Estrada. Ah...y me olvidaba de Prometeo: es fun-da-men-tal.
—¿El fuego, la libertad y la rebeldía de Prometeo para tratar de cambiar esta cultura de la aceptación?
—Precisamente, Prometeo es el canto más grande a la libertad del hombre.
—Su primera reflexión que no alude exclusivamente a neuronas, ¿hace una suerte de elitismo de la inteligencia?
—¡Eso es! Para mí el único elitismo es el de las neuronas. Y por eso creo que a la universidad tienen que entrar todos y sin distinción de pobres o ricos, pero... ¡eso sí! con comprobada capacidad neuronal y con pasión.
—La pasión mayor parece ser el fútbol...no vamos bien así, ¿verdad?
—Y....es una pasión pero también una representación de esta sociedad. Las barras bravas, los dirigentes, esto de nombrar excepcionalmente a un jugador de un cuadro chico. El cuadro de Bilardo, el cuadro de Menotti, el cuadro de...qué sé yo quién. Mire...acá nadie inventó nada desde que llegó el Húngaro Hirsch, en la década del 30. Además, por ahí le dan demasiado puntaje a algún jugador sólo porque es conocido...

Con María Antonia Delgado: fue su esposa desde 1951, hasta su muerte en 1998 


—A ver....su perfil de los porteños, por favor.
—Salvo excepciones son individualistas, egoístas y envidiosos. Y si son maleducados son también gritones. Pero la Argentina sigue siendo feudal y los signos abundan.
—Causa y consecuencia de esta crisis de representatividad, por cierto…
—Sí...y por eso ahora son políticos son quienes tienen buena pinta, gesticulan bien y manejan gente. Pero... ¿qué hacen para reemplazar el yo por el nosotros? ¿Y los estudiosos, dónde están? 
—Casi nunca, usted, cerca de las cámaras de televisión.
—Eso es cierto, no hay que mostrarse tanto. Mire...para mí políticos, fueron Juan B. Justo, Lisandro De La Torre o Moisés Lebenshon. Y, para no embanderarme en ningún lado, de los peronistas tengo un gran respeto por (Ángel Federico) Robledo y por (Jorge) Taiana.
—Ahora roban para la Corona como dijo José Luis Manzano o dejan de robar por un tiempo, según el gremialista Luis Barrionuevo...Conductas como las de  Lebenshon o De La Torre parecen una utopía....
—No deberían ser sólo una utopía y creo que no lo serán (habla en voz muy alta). ¡No, no serán una utopía!...  Y lo grito, porque me jugué acá adentro, en nuestro país, en Argentina, y entonces tengo el derecho de gritarlo, ¡todo el derecho!
—Ni radical, ni peronista. ¿Es usted favalorista?
—No, como  decía Martínez Estrada soy un nacionalista sin trampas. O, mejor, un enloquecido nacionalista sin trampas y seré así hasta mi muerte.
—¿Por qué habla tanto de la muerte?
—Pero cuando muera, se  enterarán  de muchas cosas.
—¿Qué se llevará de esta vida?
—-(No duda) Me iré de esta vida con mis silencios.

*Esta frase enigmática del final de nuestro: «Me iré de esta vida con mis silencios», fue tomada por los medios, como un anticipo de su suicidio, el 29/07/2000*
Sus padres, Juan Bautista Favaloro e Ida Rafaelli


René Favaloro en Wikipedia
©Cristina Castello
Publicado en «Clarín Revista»", entonces la revista dominical del Diario «Clarín», donde yo trabajaba, mientras hacíamos los números cero de lo que sería «Viva». Publicado en Buenos Aires (Argentina), el 6 de Febrero de 1994