viernes, 7 de julio de 2017

Landrú o el poder de la alegría - Por Cristina Castello

Foto: Ramón Puga Lareo
Alegría. Como la de un avión que vuelve, con los seres que amamos. Como la de uno que parte, cargado de sueños nuestros. Como la de dos tazas de café por las mañanas, cuando el amor no se agostó en la noche ni en el tiempo. Como la de los amigos que, como el oso, se extienden la patita. Como la del deleite de la ternura. Como la de ser fraternos. Y dignos. Y buenos.
Alegría, como la de una hoja de papel, incitación a la poesía; como la de un pincel, que apremia a trabajar el lienzo; como la de las teclas del piano, en las yemas de Horowitz, de Martha Argerich, de Cristian Zimermann, de V. Richter, de Aldo Ciccolini. Como la de Place Concorde, cuando las hadas de París nos aletean con el espíritu de la República y del arte.
Y claro que a veces parece que nos tapiaron el cielo, porque también existe la tristeza. Pero si sentimos con el escritor Enrique Bossero, que su imagen es la de un tobogán sin niños en medio de una plaza cercada por el viento, múltiples son -por gracia de Dios- las caras de la alegría. Por ejemplo, la del vuelo de los pájaros de Jacques Prévert. Pájaros. Pájaros de los que transportan a los niños, pájaros de las primeras caricias, pájaros de la maternidad. Alegoría de lo eterno, despiertan con un himno a la vida. Sus trinos.
La alegría es un relámpago del mundo, un guiño de los ángeles. Es sed de estar despiertos, gula de luz. Inteligencia para descubrir la vida en cada sitio donde late; y toda chispa de esperanza como víspera. Es descubrir un político, aunque sólo sea uno, para quien su imperativo sea el bien común. Es advertir con cada libro que nos abrasa que en algún lugar del mundo está o estuvo su autor, con quien compartimos delicias, visiones. Es saberla sorpresiva: “y súbita, de pronto, porque sí, la alegría.” (Pedro Salinas) Y es darnos cuenta cuando ella nos habita y darle poder para que sea la única dictadura del Mundo. La de la sonrisa.
Cristina Castello

- ¿Cuál es el poder de la alegría?
- Algo que nos hace sentir como un dios, por un ratito.

- ¿Cuándo?
- Cuando ayudamos a alguien a que ejerza su posibilidad creadora. (Sin soberbia) Yo lo hice, por suerte, con muchos dibujantes.

- ¿El goce consiste en vivir la vida como ética y como estética?
- Sí, como ética cuando uno permite -por ejemplo- que alguien exprese su arte o cuando somos buenos. Y como estética, con el regocijo ante ciertas bellezas, como la griega. ¿Qué quiere? (Se deleita) A mí me gusta lo clásico porque es el estilo más despojado y armonioso.

- Síntesis de belleza, ¿como el David de Miguel Angel o las obras de Mantegna?
- ¡Sí, y como la Venus de Milo!  (No puede con su genio de humorista) Es la única mujer que no habla hasta por los codos (ríe de su propia gracia). 

- ¿El humor es un guiño de la inteligencia?
- Sí y la risa nos diferencia de los animales, de manera que hay que decir (se divierte): No sea animal ¡Ríase!

- ¿Se imagina un país loco de alegría?
- ¿Cómo sería?

- Quizás donde nadie muera -o esté triste- por querer vivir...
- (Pletórico) Sí, como el país que había cuando yo fundé la G.C.U. (Gente como uno) y nos encontrábamos en los bares, en Mau-Mau, en Harrod’s o la confitería París, en Buenos Aires. Pero ahora hay una invasión de gente, digamos rara, ¿no?

- ¿Los nuevos ricos?
- ¡Sí, sí! Y cuando uno viaja, ve a ciertos argentinos de los cuáles dan ganas de huir.

- Los que en París gritan: garçon, garçon.
- ¡¡¡Si!!! (Con ímpetu) A diferencia de la gente refinada -que es discreta- ellos usan corbatas escandalosamente chillonas y se ríen a destiempo, con carcajadas estrepitosas. ¡Son unos payasos!

- Pero la carcajada -como en Garrick- puede ser una máscara de la tristeza.
- Sí, y puede ser histeria cuando nos reímos porque nos hacen cosquillas.

- Nada sabemos de la risa de Cristo pero debe de haber sido feliz: fue el amor mismo
- (Hace una introspección profunda) No sé, puede haber sido muy sereno, sin remordimientos y con paz espiritual, pero no sé si fue feliz. 

- Bueno, la paz no es poca cosa: es alegría en silencio...
- Es verdad: la risa más sutil está en la mirada que tiene alegría.

- ¿Y qué es la alegría?
- Es una filosofía de vida, propia de personas inteligentes.

- ¿De dónde nace?
- Es un don para el hombre y (juguetón) una doña, para la mujer. Bueno, (tentado) ¡basta de hacerme preguntas que excitan mi humor!

- ¿Y si fijamos la tibieza del sol en invierno como imagen del júbilo?
- ¡Excelente idea! Porque, además, el sol curó mi alergia: es bueno para la salud, fundamental para la alegría.

- Lo mismo pensó el poeta Ardengo Soffici, cuando escribió, ya sano, que después de tener su cuerpo licenciado por la enfermedad no podía creer en la felicidad de vivir.
- Sí, la felicidad es estar vivo. Pero mire: ser infeliz y no darse cuenta, también debe de ser lindo, ¿no? (ríe).

- ¿Y usted es feliz?
- El noventa y nueve por ciento de los días de mi vida fui feliz, salvo cuando tuve desgracias familiares o de amigos.

- Pedro Salinas compara la inminencia de la llegada de la dicha, con un árbol, cuando el aire entra por debajo de sus raíces y ni siquiera mueve sus hojas. Es la felicidad -dice- está ya cerca”, ¿coincide?
- (Pedestre) ¡No! Esa es la felicidad para quien tiene sentido poético, pero yo soy feliz con jolgorio) y no me entra aire por ningún lado.

- ¿Nunca sintió esa sensación de víspera?
- (Más pedestre) Nunca. ¿Qué quiere? ¡No tengo poesía!

-¿Qué lugar del mundo le provoca gozo?
- Igual que a mi hija, me gusta Venecia, ¡Ah! No sabe usted cómo disfruto de esa ciudad, porque es romántica. (No tan pedestre)

- ¿Y qué me dice de las delicias de la naturaleza?
- ¡Ah! Las noches estrelladas en el campo. Y esa sensación de infinito (casi sueña, ¿dónde quedó el hombre de los pies siempre a tierra?) ¡Cuánta hermosura!

- Como la risa de la primavera y la alegría de la belleza.
- Sí, sí y el goce del renacer de las mujeres, que en septiembre se ponen más bellas (¿y su pisada tierra? Landrú ya tiene alas). Y el placer de verles el brillo en los ojos, cuando son amadas.

- Bueno, Dino Campana escribió a su amor: “Hay en tu cuerpo una sombra de esa necesidad que vaga serena e ineluctable por el alma y la disuelve en júbilo”.
- (Alborozado) ¿Ve? Esa es una manifestación de la alegría. ¡Esos sí que son sentimientos fuertes!

- Landrú: usted niega la poesía. Y  le gusta Dino Campana, que es un poeta italiano exquisito y...
- (Encontrado en falta, juega) No me diga Landrú.

- ¿Le digo Colombres?
- (Muerto de risa) ¡No! Dígame“Cuchi Cuchi”.

- Y habla del infinito y de la primavera.
- (Tozudo y juguetón) Sí, porque en primavera duermo la siesta, y entonces nazco dos veces en el día: renazco. Es la re-re-re (ríe y ríe, sin sonido, claro).

- Parece un chico.
- (Confidente, habla bajito) Mire, voy a contarle: si hay algo que me gusta son los trabajos de Walt Disney. Como Sinfonía, con música clásica y con aquellos dibujitos animados tan lindos. Recuerdo cuando almorcé en el estudio de Disney, donde también se hacían películas de aventuras. Estábamos en el comedor y por una puerta entraba María Antonieta, y por otra Guillermo Tell, y Robin Hood, y Tarzán, ¡y todos ellos!

- ¿Son su imagen de la dicha?
- ¡Sí, sí! Esa es la alegría en estado puro. Y también (en tono de confesión) ¡los caramelos colorados! Me desvelan desde que era chico. Los veo y se me van los ojos; y cuando hay varios al colorado lo dejo para el final, para conservar el sabor.

- ¿Y qué dejamos para la “Oda a la alegría” de Schiller?
- Sí, está bien, pero eso está en música clásica, para escuchar en silencio.

- Pero existe la danza.
- ¡Ah, sí! Yo no puedo vivir sin bailar. Tanto, que gané concursos de tango y también bailé foxtrox y charleston. Y en Puerto Rico aprendí el cha-cha-chá: (canta) “El bodeeeguero y el cha-cha-cha”. Y también el merengue, la guaracha; el guapachá, el guaguancó y la cumbia. Me fascinan los ritmos tropicales, porque son otro lugar de la alegría.

¿Cuáles son sus lugares felices en Buenos Aires?
- El Rosedal y Palermo. Otros no tienen mucha felicidad. Pero, además (reflexivo) los argentinos somos medio necrófilos, ¿no? Mire que hacer tan buenos restaurantes frente a La Recoleta, ¡justo frente a un cementerio!. Pero perdone, ¿por qué estoy hablando de un lugar de muertos, si usted me pregunta sobre la vida?

-Precisamente. Hay palabras que tienen vida: nido, libertad, amigo, tibieza, calor, confianza. ¿También para usted?
- Yo pienso más en términos de palabras graciosas y no graciosas. Graciosas me parecen, por ejemplo, miope y huevo frito (ríe, todavía le falta lo mejor). Y qué decir de feldespato, un mineral al que bautizaron sin ninguna justicia; (pícaro) y ni hablar de palabras que parecen poéticas, como carminativo, pero (está travieso) quiere decir: antiflatulento. Lástima, ¿no?, carminativo sonaba a amor.

- Al amor, entonces. Y a la alegría de un desayuno enamorado después de tres, de diez años.
- ¡Claro! La base de eso es el romanticismo. Y esa es la única verdad: su consideración del amor como la única alegría verdadera.

- Pero hay personas fóbicas al amor y a la felicidad. Rara la condición humana,¿no?
- Muy rara. Porque a quien huye le importa más ser infeliz, que hacer daño con su abandono a aquel del cual escapa. (Extrañado) ¿Será que no le importa la bondad? O quizás, ni siquiera se da cuenta de que el amor es enemigo del malhumor y hasta se priva de la posibilidad de vuelo que tienen los enamorados.

- Claro que vuelan. Oliverio Girondo escribió que tenía que atarse a los barrotes de la cama, porque -si no- aparecía indefectiblemente sobre el techo del ropero.
- Sí, sí, (divertido) pero eso pasa a los veinte años y después se convierte en cariño.

- No, si persiste la magia y si la persona amada es geografía e identidad. El amor se renace.
- ¡Eso! Es como un pedazo de uno. Yo me casé hace cincuenta y dos años y para las bodas de oro le dije a mi mujer: ¿querés que festejemos con un crucero o con un minuto de silencio? (los ojos le ríen).

- ¿Y eligieron el minuto de silencio?
- ¡No! El crucero. ¡Y allí hicimos el minuto de silencio! (ríe).

- ¡No dirá ahora que el erotismo es un calvario!
- No, pero es un refinamiento que bastardeó la televisión. Lo confunde con el ratoneo y así (serio) no tiene alegría.

- Si le digo manos, horizonte, sexo, trino, ¿Le suenan al deleite del amor?
- Bueno, eso de sexo es para los de veinte. Pero me gustan las otras palabras. Porque con las manos se crea. Y el trino de los pájaros representa la libertad. Y el horizonte es amplitud y luminosidad.

- Me recuerda que Chagall con su pintura, nos abrió los ojos a la luz.
- Sí, pero las pinturas no me producen alegría: algunas me agobian. Me gusta el placer del artista, que nació con ese don.

- ¿Los políticos tienen el don de la alegría?
- ¡No! Y tampoco los grandes nombres de la historia. ¿O usted cree que los reyes que formaban una corte de enanos para divertirse, eran felices? ¡No, no! Y los políticos, como máximo, a veces tienen sentido del humor.

- Deme ejemplos, por favor
- El político Alfredo Palacios. Yo lo dibujaba con mulatas y decía que fue el fundador de Villa Cariño. Y sin embargo, el día que no salía en (la revista) Tía Vicenta, me llamaba y preguntaba si él había perdido vigencia. Le gustaba que hiciera chistes con su persona.

- El humor humaniza y quienes son inteligentes se dan cuenta.
- Sí, saben que los desacartona. Como el ex-presidente de Argentina, Arturo Frondizi: tanto escándalo hizo el director del diario El Mundo porque yo lo había dibujado con la nariz grande y Frondizi estaba contentísimo.

- ¿Y usted se enoja alguna vez?
- No, yo nací alegre y optimista. Soy como ese señor de un chiste mío, cuya mujer le dijo: querido: "Aquel hombre te dijo estúpido". Y él contestó: "Hace bien el señor y tiene razón: soy un estúpido”. Y claro, ¿para qué discutir una verdad?

- ¡Bueno, para defenderse!
- (Convencido) ¡No! Déjeme con mi mundo de caramelos colorados y con los dibujitos de Disney ¿O alguien tiene el derecho de hacerme perder la alegría?
  
Cristina Castello
Revista Plaza Mayor, 10-02-99


miércoles, 14 de junio de 2017

Moisés LEBENSOHN, un espíritu inquieto. Por Osvaldo Álvarez Guerrero

Moisés Lebensohn (1907-1953) es un caso paradigmático de lo que llamaría la cuota de "ignorancias parciales y recuerdos restringidos" en la historia política argentina. Los pertenecientes a esa esfera de confusas exclusiones en las diversas corrientes de la historiografía nacional se invisten con el rótulo de figuras secundarias. Esa clasificación de personajes del pasado en jerarquías de importancia y trascendencia pública no ofrece objetividad. La Historia no es una ciencia exacta. Por lo tanto, es frecuentemente arbitraria. Los historiadores suelen responder, y es casi inevitable que así sea, a preconceptos ideológicos, políticos, religiosos y hasta provenientes de simpatías personales.

Desde el punto de vista exitista de la vida política como carrera por la ocupación de cargos estatales, (escala valorativa hoy de moda ) se comprende el olvido o la ignorancia de la trayectoria de Lebensohn. El único cargo público nacional que tuvo fue el de convencional constituyente en 1949. Designado presidente del bloque radical, desde allí se opuso a la reelección presidencial. Denunció las cláusulas de corte totalitario, como el estado de guerra interno, que le permitía al presidente decretar la intervención de las fuerzas armadas en reemplazo de los poderes Judicial y Legislativo. En un discurso de sólido contenido jurídico y político, señaló cada uno de los componentes autoritarios del gobierno del general Perón y de la drástica eliminación de las libertades de prensa y expresión de las ideas, que caracterizó a su régimen. Al retirarse con su bloque de la Convención Constituyente reunida en tan irregulares condiciones, y en respuesta a los gritos de la mayoría "¡Que se vayan!" exclamó: "Volveremos, para dictar la Constitución de los argentinos". Poco más tarde, Lebensohn sufrió la cárcel por razones políticas durante más de un año y allí se quebrantó su salud física definitivamente.
Pero lo importante de Lebensohn no está en los cargos que ocupó, sino en su intensa vida política desde el llano y en la coherencia y lucidez de su pensamiento democrático. Por lo pronto, Lebensohn fue mucho más que un lúcido crítico del conservadurismo fraudulento de los treinta y del autoritarismo populista de los cuarenta. Periodista (fundador y director del diario "Democracia" de Junín, un ejemplo de periodismo moderno, inteligente y profundo); estudioso de la filosofía política y la economía, fue seguramente el teórico más interesante e inteligente de la Unión Cívica Radical. Queda de su pensamiento un puñado de discursos y de artículos periodísticos de lógica impecable y de vigorosa elocuencia. Hace décadas que no se reeditan, ni siquiera se difunden por el partido al que perteneció. La claridad expositiva de esas pocas piezas lebensohnianas no excluye un ideario denso y complejo que se filtra tras una escritura lineal con sentido pedagógico y esclarecedor. Pero además de intelectual comprometido, Lebensohn fue hombre de partido, un dirigente activo de la renovación de las estructuras partidarias del radicalismo, un formador de cuadros militantes juveniles, incansable misionero, tribuno de palabra racional y emocionada retórica, una síntesis difícil y pocas veces alcanzada por el discurso político.
Con su esposa

 Muchas de las ideas de Lebensohn eran el producto de las concepciones políticas y económicas de su tiempo y de su generación: el Estado de bienestar y la democracia social, en buena parte plasmados en el tantas veces invocado y poco conocido Programa de Avellaneda del Movimiento de Intransigencia y Renovación de 1945. El yrigoyenismo de Lebensohn era dinámico: no estaba anclado en el elogio acrítico de los gobiernos del gran caudillo. Por el contrario, lo consideraba la semilla de un proyecto inconcluso y muchas veces deformado por sus seguidores, por sus adversarios y por las propias limitaciones del fundador del radicalismo. La de Yrigoyen había sido una revolución democrática frustrada, aun latente en sus principios fundamentales.

Para Lebensohn ese proyecto seguía inconcluso, no solamente interrumpido. La idea lebensohniana tiene una dialéctica abierta que no culmina en el círculo acabado de la geometría utópica. Lebensohn era un espíritu inquieto y, a medio siglo de su desaparición, aún se despliega, potente, en las dos grandes líneas de su ideario: la democracia social y la condición intangible de la persona humana.
El materialismo marxista, al que conocía en profundidad, nunca hizo carne en él. Su concepto de las igualdades sociales y económicas lo condujeron a una concepción flexible de incomplitud en los procesos sociales. No creía en la lucha de clases como motor de la historia, sino en la posibilidad movilizadora de las necesidades insatisfechas materiales y espirituales, que alientan la inquietud de la condición humana en todas las capas de la sociedad. Era socialista en cuanto al valor de la igualdad y la justicia, pero su idea del desarrollo humano absorbe la chatura opaca de una sociedad definitiva. Afirmaba que "no pueden invertirse los fines del Estado, cuyo intervencionismo sólo puede referirse a la administración de las cosas y a los derechos patrimoniales, y no a los derechos del espíritu, morada de la libertad humana". Por eso la libertad, como realización indelegable del individuo, como desenvolvimiento de todas las potencias de la persona, signaba todo su pensamiento. 

Hay una introspección poética de la vida del hombre que constituye en Lebensohn el punto central de su sensibilidad y de su ética política y lo alejaban de cualquier materialismo. De ahí que concibiera a la Argentina como una república que no constituye un simple trozo de territorio, un mercado o una factoría rica, ni una nación metafísica basada en etnias, religiones o lenguas, sino como sitio expansivo de la "causa del género humano". Su valor fundamental era la libertad. Pero "la libertad no está oprimida sólo por las dictaduras, sino también por el privilegio económico. La Argentina nació como una república con el valor supremo de la libertad. Y quien abjure de la libertad -señala- está abjurando de su condición de argentino".
Lebensohn murió a los 44 años, el 13 de junio de 1953. "No debo morir", decía en su lecho final. No parece que el Partido Radical de hoy esté recordando sinceramente los deberes que se imponía el alma agitada de Lebensohn, ni mucho menos recogiendo su mensaje. Más bien su dirigencia lo está suicidando. Poco interesa, porque Lebensohn supera de lejos la decadente conducción de un partido que perdió su rumbo y envejeció en su propia laxitud quedantista. Nunca fue una figura cómoda para los dirigentes enquistados.
Sin embargo, y eso es lo que importa, para las jóvenes generaciones su prédica y su modelo de vida, de severo compromiso público, registran una actualidad sorprendente. Conviene releerlo.

"La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en papeles solamente. Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este canto maquinal es muy compatible con las cadenas y opresión de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual a mis conciudadanos, por qué me he de presentar de un modo que les enseñe que son menos que yo? “(MOISÉS LEBENSOHN, 1940)

Jueves 19 de junio de 2003. Diario 'Rio Negro'. Argentina

sábado, 3 de junio de 2017

Marcos Aguinis con Cristina Castello en "Sin Máscara": nacer y morir en amor

 Marcos Aguinis desafió a Tanatos



"Conseguimos escondernos tan bien, que luego nunca más volvimos a encontrarnos"*, leyó Marcos Aguinis en Sin Máscara
Eros y Tánatos. La pulsión de vida y muerte, en el diálogo nuestro.
Nacer y morir en amor.
Y el siempre parangón con Argentina
Eros y Tánatos en diálogo “Sin Máscara”
William Blake y la chispa de infinito; 
y “que el músico perfecto sería fusión de Schumann y Brahms”
Y Marcos Aguinis desafió a Tánatos
Para que juguemos siempre  con la presencia Eros
y  que ya nadie recree escondijos ni desencuentros.
*Fragmento del poema de Heinrich Heine, que elegí a Marcos Aguinis para que leyera en mi programa
12/11/1999

Palabras de Marcos Aguinis  sobre "Sin Máscara"

En la oportunidad de ser entrevistado por este programa, tuve el placer de encontrarme en una atmósfera rica y profunda. 
El ritmo era atrapante, porque facilitaba la reflexión y la formulación de pensamientos, y al mismo tiempo generaba suspenso. 
Por los comentarios que luego recibía, era evidente que lograba capturar la atención de una audiencia vasta y alerta. Son los programas que a uno dejan satisfechos y desea volverlos a ver.


sábado, 20 de mayo de 2017

«Mundo», de Oscar Vicente Conde, en la palabra de Cristina Castello

He disfrutado mucho de «Mundo».
Siento que es un libro donde cada poema tiene que ver con la totalidad;
que muestra un sentido de la vida, como experiencia creadora
y basada en valores.
Esta poesía tiene musicalidad lo cual es fundamental: no hay música sin poesía y no hay poesía sin música; y no es frecuente el ritmo, aunque es indispensable.

Sentí muy fuerte la apelación del autor al «grito» y al «silencio», no como opuestos, 
sino como necesidades del ser.
Encuentro riquísimas metáforas e imágenes.
E invocaciones: a los justos, al Azul, como bondad –ese Bien tan menospreciado.
Inmersa en este mundo que parece haberse vuelto loco,
la palabra de Oscar Conde no es una queja, ni una protesta; es una observación fina desde su corazón, una interrogación y un «hasta cuándo».

«Mundo» es, para el buen lector, un alerta, un llamado a la conciencia profunda para –de la mano de cada verso- pleno de belleza, darse cuenta de que es imperativo vivir de otra manera.

Y la muerte agazapada
y tan evidente… 
escribe el poeta

Y esa aridez de almas; y esas almas sin sed, sin ese secreto de la vida que es -precisamente- la sed.
Aún en el dolor, en ese dolor seco que habita sus versos, 
percibo intersticios de luz.
Y puedo decir, con Rilke, que «siento un gran agradecimiento por haberlo leído».

Cristina Castello - Esto no es una crítica -hubiera necesitado más detalle-, es sólo un comentario. Con verdad y con placer
«Mundo», - Oscar Vicente Conde
Prólogo de David Antonio Sorbille
Ilustración de portada: Domingo Beltrán
Tahiel ediciones- Marzo 2017
ISBN 978-987-758-050-1
63 páginas



domingo, 7 de mayo de 2017

Graciela Borges: «Los maestros llegan cuando los alumnos están preparados»- Cristina Castello

(Un ping pong donde nada tiene que ver con nada y todo tiene que ver con todo)

-  ¿Es comparable a otra poética, la de los pájaros cuando hacen el amor?
- Sí, es superior la poesía de los seres humanos cuando hacen el amor.

- ¿Por qué sonríe la Gioconda?
- Porque pendiente de su propio rating, disfruta mientras cuenta la cantidad de personas que la ven.

- ¿El amor es placentero,  o suele ser tortuoso?
- Es: "empezó el tormento".

- ¿Se acabaron los maestros y los ejemplos?
- De ninguna manera; pero los maestros llegan cuando los alumnos están preparados.

- ¿Cómo permanecer despiertos aunque nos anestesien?
- Con insomnio, siempre.

- ¿Quiénes son los excomulgados de la vida?
- Los que no creen.

- ¿Un teatro es una ventana a la vida?
- Es un lugar lleno de amor.

- Lindos los reencuentros, ¿no?
- Mmmm... pueden ser maravillosos, entrañables o detestables.

- ¿Qué habría que prohibir?
- Prohibir.

- Tu perfil de un taxista, por favor.
- Es alguien que cada día me comunica con la realidad.

- ¿De qué derechos carecen nuestros niños?
- Depende. No es lo mismo un chico que nació al lado de donde vivo, que un pequeño que necesita de la olla popular de Florencio Varela.

- En amor, las personas no siempre se encuentran en el momento justo, ¿por qué?
- Porque no debían encontrarse. Sólo se encuentran cuando los dos están enfocados en el amor.

- ¿Por qué cada vez hay más chicos que toman drogas?
- Porque cada vez hay menos amor en los grandes.

- ¿Cuál es la peor perversión?
- No intentar conocerse.

- ¿El pudor es una forma de coquetería?
- En algunos casos, no en el mío.

-  Necesaria la piedad,  ¿qué es?
- Me gusta más decir compasión: quiere decir padecer con.

- ¿El espiritualismo va en detrimento de la espiritualidad?
- No. Bien entendidos, son una misma cosa.

- ¿Cómo combatir el escepticismo?
- Con esperanza. Y con pasión.

-  Qué bueno sería espiar los sueños, ¿de quién?
- Del hombre que me gusta.

- El estrés mata, ¿cómo salvarnos?
- Si lo supiera, sería Presidente.

- ¿Cuál es el colmo del papelón?
- Algo que pasa delante de un feste (un candidato) de uno.

- ¿Quién fue Jorge Luis Borges?
- Un artista extraordinario. Y un ser generoso que me prestó su apellido, a mis catorce años.

- ¿Dónde empieza la General Paz?
- En ciertos caminos que no están en los mapas.

- ¿Cuántos días de vacaciones habría que tener por año?
- Trescientos sesenta y seis.

- ¿Qué son cartas de amor?
- Son cartas de vida. Y para la memoria del corazón.

- Cosa curiosa el cuerpo, ¿no?
- No, es una energía maravillosa que responde rápidamente a cualquier estímulo, a toda edad.

- ¿A quién decir "vade retro"?
- A los malos espíritus.

- ¿El mundo sería árido sin los intelectuales?
- Sí, pero en cambio, los "intelectualoides" deberían pensar más en la inteligencia del corazón.

- ¿Cuál es el máximo deleite?
- Para mí, sobreponerme a un estado de tristeza.

- ¿Sentirse más linda cuando se es mirada por esos ojos, es amor?
- El amor es, a veces, el deseo del deseo del otro.

- Cosa detestable esto de lo light, ¿verdad?
- No lo tolero. Me gusta la pasión.

- ¿Cómo sería un mundo feliz?
- Un mundo sin hambre, con trabajo y sin violencia.

- Imaginemos, ¿sí?
- Sí: dos brazos abiertos que nos reciben y nos sostienen el alma.

- El erotismo tiene refinamientos, ¿cuál es el mayor?
- La inteligencia.

Cristina Castello
Publicado en Revista "Gente"
Buenos Aires, 10 de noviembre de 1996

domingo, 30 de abril de 2017

Chunchuna Villafañe: «La edad es la manía argentina del entre paréntesis, rotulador»- Cristina Castello

(Un ping pong donde nada tiene que ver con nada y todo tiene que ver con todo)
- Objeto misterioso el reloj, ¿qué es?
- Es un dedito parado, determinante y autoritario

- Cosa deliciosa la imaginación, ¿no?
- Si,  es un pito catalán al video clip y el laburo de crear imágenes propias

- ¿Quien es "el" personaje de la Argentina?
- Discépolo, siempre vigente

- ¿Dónde está el enigma de la sonrisa?
- En el misterio de los cuadros de Guillermo Roux

- ¿La edad es orgullo o agobio?
- La edad es la manía argentina del entre paréntesis, rotulador

- ¿Un idéntico amor al bien, al arte y a los demás, hermana a desconocidos?
- ¡Si!... ¡Lástima no conocerlos a todos hoy mismo!

- ¿Que une más a la pareja?
- Las complicidades

- ¿La intuición es la forma sensible de la inteligencia?
- Es "la" forma. No hay  inteligencia sin intuición

- ¿El mar devora al cielo, en las puestas, para darnos belleza?
- Si, pero me da melancolía. Prefiero el amanecer. Es efervescente, como la vida.

- Una casa cuenta cosas, ¿cuáles?
- Describe, fibra a fibra, el alma de quien la habita

- ¿Puede la ética escindirse de la belleza?
- No, la belleza es todo: ética, estética, un gesto, una forma de pensar y de ser uno mismo.

- Nuestros jóvenes se cuidan poco del SIDA, ¿por qué?
- Porque este no es el primer mundo y no hay campañas como en Francia, por ejemplo

- ¿Que "dice" de las personas, que sean capaces del arte?
- Que son capace de la creación y de modificar -y hasta de salvar- a los demás.

- ¿Como explicar una carcajada?
- Por su origen, que es lo sorpresivo y absurdo, Es el desacomodamiento de una realidad y la observación de uno mismo

- ¿En política se terminó la mística?
- No, todavía hay políticos con ideales

- ¿Quiénes son siempre jóvenes?
- Los que siempre pueden volver a empezar

- Describa una mesa de fin de año, para un encuentro amoroso…
- Con puro placer para los sentidos: en un jardín y con velas, con buen vino, comida rica y perfume, de extracto o de jabón

- ¿Hay personas exiliadas de sí mismas?
- Si, son las que escapan de su "adentro"; y los exitistas

- ¿Que "cosa" es un ex?
- Es algo decadente, pasado

- ¿Es buena una dosis de frivolidad?
- Sí, cuando uno, angustiado, sale a ver vidrieras, por ejemplo. Pero... solo de vez en cuando. Si no, la frivolidad es estupidez

- Por favor, su fotografía de la locura...
- Es una mujer solísima,  llena de trapos y de bolsas

- ¿Los partidos políticos están atomizados?
- Todo esta atomizado. Y vivimos en la dispersión. Individualistas, estresados, espantados y desamparados

- ¿Por que no pueden combatirse las cucarachas?
- Porque no acuden a mí… ¡Yo soy el terror de las cucarachas!

- ¿Cual es el sentido de la vida?
- Pelearla, querer mucho y hacer lo que a uno le gusta. Pero, ¿cuál será el sentido de la muerte?

- ¿El sexo es un lugar de encuentro?
- El sexo es un  reaseguro de la vida

- Describa una vida humana ideal.
- Con compulsión a la lectura para conocer el mundo;  sin enfermedades ni arrugas y con dientes y energía siempre

- ¿Cuando empieza la vejez?
- Cuando "lo único que importa es la salud" y nos decimos: "¿Te acordás cuando hablábamos de corrido"?

Cristina Castello
Publicado en revista “Gente”
Buenos Aires, 02 de  enero de 1997